
Ante el Concejo Municipal, medios de comunicación y demás personas que se encontraban presentes en la sesión del miércoles 8 de marzo, el gerente de Infituluá, Rodolfo Ramírez, presentó el balance de la Feria 61 de Tuluá, explicando que estuvo al frente del manejo financiero a través de un convenio interadministrativo realizado entre la Administración Municipal y esa entidad.
Ramírez informó que la versión 61 del evento ferial tuvo un costo de 2.186 millones de pesos, de los cuales el Municipio debió asumir 932 millones de pesos, ya que entre patrocinios, mercadeo, taquilla, cabalgata y licor, que son los ingresos más representativos el evento solo alcanzó a recoger alrededor de 1.132 millones de pesos.
“Asumo la responsabilidad de la tardanza en la entrega de este balance, pero teníamos varias cuentas por cobrar y no me parecía apropiado entregar un informe en esas condiciones, aún la Industria de Licores del Valle nos está debiendo 80 millones por patrocinio”, expresó el gerente de Infituluá.
El funcionario agregó que el desbalance financiero del evento se registra por los espectáculos, indicando que los recursos recogidos por las 34 mil personas que ingresan pagando solo representan 347 millones, una cifra que está muy lejos del valor de los artistas, “cabe señalar que en total ingresaron al coliseo unas 60 mil personas, pero los niños, adultos mayores, campesinos y personas con discapacidad no pagan entrada”, dijo.
Finalmente, Ramírez aseguró que la experiencia del 2016, sumado a que no se conocen cifras concretas de las dos versiones anteriores llevaron a la Administración Municipal a replantear el modelo de la Feria de Tuluá, tomando decisiones como la de sacar los conciertos del coliseo remplazándolo por un súper concierto en el estadio Doce de Octubre.
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