Doña Duilia y su esposo Jorge Eliecer Piedrahita todavía tienen vivo el recuerdo de la primera vez que tuvieron que vender en un andén de la calle Sarmiento con carrera 22, hace 37 años cuando llegaron a Tuluá procedentes de una finca en las montañas del Valle del Cauca. “Una conocida nos enseñó a vender, nosotros pusimos unas cajitas y me acuerdo que un señor, dueño de un local nos echaba agua para que no le ocupáramos el andén”, dice doña Duilia.
Los jueves, viernes y sábado, Jorge viajaba a otros municipios a vender herramientas mientras ella se quedaba en Tuluá a cargo del negocio, “teníamos que subsistir, yo estaba embarazada y me toca sacar y entrar esas cajas llenas de herramientas. Cuando llovía alzábamos rápido las cajas y las poníamos en un puestico de madera que hicimos, pero comencé a enfermarme de la columna por las malas fuerzas que hacía”.
Con su negocio lograron sacar adelante a sus hijos, quienes les regalaron otro carrito con ruedas para moverlo y reducir el esfuerzo. Dicen que hace rato escuchaban promesas de reubicación pero nunca soñaron con tener un local y menos que fuera a hacerse realidad tantas promesas de políticos, “todos los alcaldes que llegaban prometían lo mismo, nosotros ya nos habíamos acostumbrado, por eso cuando vimos el Bicentenario nos sorprendimos. Sabemos que los cambios son duros… pero a mí me gustó”.
Sus hijos los visitaron en el local 22, que les correspondió en el imponente centro comercial y les regalaron el material para que pudieran construir un mezzanine y adecuar su negocio, el mismo que dicen, entre risas, será la herencia que les dejarán, “dejamos la calle, el sol y el agua, acá estamos muchos mejor, estamos felices y ya han venido a comprarnos”.
Comunicado de Prensa No.280.56.1.701